domingo, 18 de octubre de 2020

BLENDED


BLENDED

Juan Beat

“Reason I bring the whiskey, 

to drink, 

to crash through the black curtain”  (Jack Kerouac -Trisstessa)

En algún momento encontré que la razón para beber Scotch, Bourbon o Whiskey; exáctamente como narraba Kerouac en Tristessa, sirve para “atravesar la cortina negra”, esa que se va haciendo como un telón de esos teatros viejos. A mi aún de niño me tocaron los cines enormes y que se iba recorriendo una gran cortina color negra o terracota,  para dejar libre la pantalla; ahora solo un click en netflix y no se siente más que soledad, dándole vueltas y haciendo click en series y películas infames. Por eso los de la vieja guardia solo queremos atravesar esa cortina negra que nos limita en todo y solo nos hace recordar sobre la vida y el dolor.

En mis 20 años yo era de tinto , vodka y cerveza, exceso de todo eso me causaba resaca y aunque fuese un “young lion de la bebida”, no fue hasta que en el schiphol, el aeropuerto de ámsterdam, a mi padre se le ocurrió comprar una maleta de buen tamaño con grandes letras que decía “Grants blended scotch whisky”, eran 4 botellas de litro y medio, y así fueron paseándose entre Amsterdam, París, Madrid y hasta llegar a la apestosa ciudad de méxico. En mi estúpida inexperiencia lo combinaba con ginger ale o con agua tónica, hasta que un día de esos en los que “La Miss Courtney (Lorena)” me visitaba en casa e hizo cara desagradable cuando dio un sorbo al grants con agua  mineral, decidí dejar mi cerveza y sacar un vaso de esas colecciones guardadas por años, era un vaso corto con el grabado de Old Parr, serví directo de la botella, sin hielo, sin más y simplemente me cautivó.

Desde aquella visita, de las primeras que Lorena y yo comenzábamos a salir, no dejé el tinto, ni el danzka, ni cualquier cerveza; creo la Franziskainer ha sido mi favorita por vínculos emocionales, pero desde hace al menos 15 años no dejo de sostener en la mano un vaso corto con un trago de scotch; con el tiempo se popularizó , y no solo las grandes marcas tuvieron cabida, llegaban a las estanterías de las tiendas especializadas o de las de abarrotes cualquier tipo de scotch, bourbon o whisky.

I've held your hand and sunk your ships
And I can read our future in the whiskey on your lips
Watch this ice a-melting; cool glass magnify my palms…
(Scotch & Water Blues -Spin Doctors)

Aquel tiempo en el que se fue creando el colectivo de escritores malos y nefastos  de los viejos puercos y que leíamos en cines porno, aún yo podía viajar y con la habilidad de mi madre para esconder entre una maraña de cosas en las maletas, me traía scotch de cualquier tipo y barato, aun recuerdo que en aquella tiendita con internet cerca del mouline rouge el tinto más barato de 2 euros si tuve que dejarlo derramar en el retrete, pero aquel blended (whiskey mezclado de diferentes granos) que solo tenía una etiqueta sobre puesta en la botella con la figura de un cazador con un perro, lo bebimos y compartimos en casa de mi amigo Carlos de la rosa en una navidad.

 “Desgraciadamente” fui desarrollando una tolerancia al scotch, ya dos o tres vasos no fueron suficiente, unas botellas seguidas por semana ; yo sufría en los aviones, en los viajes largos y cambios de horarios, solo cerveza y vodka, tenía que atiborrarme de vodka para dormir, aunque al descender el dolor de cabeza era insoportable y el ardor de estómago por el agua tónica; con trabajos del charles de gaulle me subía a un camión que me llevaba a la opera en París, caminaba a mi hotel que ya conocía, el blanche fontaine, abandonaba esas maletas horribles, colocaba a Chet Baker en el discman kenwood y casi corría a la tienda de aque hindú donde podía conectarme a internet  por 2 euros y por 4 comprar una botellita de whiskey barato.

 “Voy en un taxi con Tristessa, borracho, con una botella de bourbon Juárez en la mochila para enseres ferroviarios que me acusaron de robar en un tren en 1952. Estoy aquí en Ciudad de México, tarde lluviosa de sábado, misterios, me asaltan viejos sueños de aceras sin nombre, el callejón que recorrí entre lóbregos indios vagabundos envueltos en sus rebozos trágicos hasta el llanto bajo los que creí adivinar destellos de navajas”. (Tristessa – Jack Keouac)

Mi historia con el bourbon honestamente no la recuerdo, no se porque me hice casi adicto al Jim Beam, el sabor era más dulce, llegaba directo al sistema nervioso y después se fue haciendo un vínculo amoroso; he bebido muchos scotchs, pocos puros (single de malta), ahora solo bebo whiskys baratos incluso mexicanos, extraño tanto recibir mi cajita blanca con letras negras del jim beam; el Black es una locura… y con este texto ya terminé una botella de un whysky mexicano barato, se que no me dará resaca, pero mañana necesitaré uno más; no hay forma de sobrevivir en este mierda país, la soledad es lo de menos, estoy acostumbrado, no queda nada más que derramar bourbon a una mujer y después esperar a que se vaya a follar con alguien más.

 If the river was whiskey, You’d have no trouble drowning me , Haven’t felt this good..  (If the river was whiskey – Spin Doctors)

 Y por eso bebo scotch, para atravesar esa cortina negra que me detiene a la fatalidad, o quizá me lleve a la paz y a explotar mis karmas.

¿Eres deseable? ¿Eres irresistible? Si bebieras conmigo Bourbon, si pudiera sentir el picante de tu boca al besarme y sentir tu cuerpo desnudo oliendo a Bourbon mientras follamos… ¡Me vendría bien! Y así aumentaría mi estima por ti. Si derramaras Bourbon sobre tu cuerpo diciéndome: Bébete esto; si te abrieras de piernas y el Bourbon fluyera por tus senos y tu vagina y dijeras:Bébetelo; entonces podría enamorarme de ti, porque entonces tendría un buen motivo para limpiarte. Y eso… ¡Eso te mostraría que sirvo para algo! Te lamería entera para que pudieras irte a follar con alguien más. (Nicolas Cage –Leaving Las Vegas)

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