“Nan”
ha estado insistiendo, ha llamado a las 2 am, luego a las 5 am hasta que en mi
somnolencia apagué el celular; tiene 41 años ---y al menos 10 años de
conocernos---, tiene un novio; yo qué demonios tengo que estar escuchando sus
gemidos por el celular, porqué tengo que escuchar sus promesas vacías e
inciertas. Tarde me di cuenta que no necesito una mujer a mi lado, solo han
causado malestares y una que otra tarde buena de sexo… suelen actuar
irracionalmente y dejarme a la deriva; motivos quizá los tengan, pero su
honestidad ha sido tan falsa como la mía.
Pensé
en destruir a cada mujer que me dejó a la deriva, las disculpas y las
justificaciones siempre sobran, sin embargo, después de intentarlo, de joder a
la “ primera”, de follarla para después abandonarla, no pude, tuve que
confesarle lo hermosa que se veía ---después
de tu orgasmo es difícil destruirte, te ves más hermosa, más que en aquellos
años que te amaba-----. Ella me contestó
con una sonrisa: lo sé... Y desde ese
día quedé impedido para destruir a cualquier mujer a mi lado, al menos conscientemente;
los estilos de vida no cambian, no cambian las costumbres, ni las noches de
soledad y se que ellas nunca hubiesen cambiado algo por estar a mi lado. No
dejarían de trabajar, no dejarían a su familia, no dejarían sus apegos, y mucho
menos dejar de cogerse a alguien más y ese ya no es el problema, se que nunca
les he dado lo que necesitaban, así de sencillo, soy un egoísta con apegos.
Entre
tantos apegos y malestares amoroso, siempre recurría a buscar “la muerte”, a
caminar sobre eje central hasta llegar a garibaldi y esperar ser sorprendido
por una bala, o aferrarme a hoteles baratos llenos de cucarachas y gemidos momentáneos;
pero eran tiempos diferentes, había una solidaridad con los perdedores y patéticos
como yo. Ya no lo hay…
El año
que terminó mató muchas cosas, se fue mi primera gata; era un caos, se
escapaba, se metía a departamentos durante días, tenía leucemia y ya solo podía
tomar leche, me di cuenta que ya estaba por morir… También me di cuenta que no
estoy hecho para ver diario a una mujer, es una muerte segura hacerlo; perder
la individualidad, la libertad y peor aún, depender más de lo que creía.
No he
aprendido a despegarme, lo justifico pensando que me ancla a “la realidad”,
pero a que costo, cuánta energía emocional, mental y física se me va queriendo satisfacer
mis vacíos, e ingenuamente sigo esperando que me tengan respeto. Al final acabo
arrumbado y el odio y rencor no me alcanza para intentar destruirlas, un banal
orgasmo me hace olvidar toda la basura que hubo entre nosotros. Un rostro momentáneamente
feliz después de eyacular en cualquier parte lo jode todo; y después de un rato
vuelvo a darme cuenta, que solo serví para limpiarlas, dejarlas irreverentemente
listas para “a quien le pueden dedicar una canción”, para a quien le pueden
ofrecer disculpas… a mi ni un: lo siento, aun después de una felicidad momentánea.
Voy a
apagar todo, voy a apagarme…