miércoles, 6 de abril de 2016
martes, 5 de abril de 2016
lunes, 4 de abril de 2016
miércoles, 16 de marzo de 2016
NAUSEAS
NAUSEAS
Juan Beat
"El beso"
Cutter y tinta sobre papel de carnicero
Javier Molinero
1991
Cada
vez envejezco más, ni si quiera puedo ya beber, el pasado fin de semana pasé
una madrugada tortuosa; que triste es no despegarse del retrete, vomitando… y
esperando a que cada visita al baño sea la última, quizá, como el último trago,
quizá como la última mujer cuidándome, limpiando la sangre en la comisura de mis
labios después de vomitar. Se que es inevitable, incluso no se cuántas veces lo
he repetido y no es que sea un vidente, pero la soledad y la enfermedad me
rodean; simplemente es cuestión de modo de vida. ¿Las esperanzas? Se fueron en
cada visita al retrete, ni si quiera ahora tengo ánimos de beber, me da miedo
despertarme por la madrugada y sentir náuseas y saber que incluso el alma se va
en cada descarga de lo poco que queda de mi estómago. Me he servido un par de
tragos de scotch y me siento fatal, me da vueltas la cabeza y las nauseas
regresan; eso se llama aversión
condicionada, espero curarme pronto. Muchas personas han querido que deje
de beber, que no sea un irresponsable ebrio y necio queriéndome quedar en
cualquier lugar para seguir alimentando mis fantasmas y fantasías de lo que
nunca seré, y lo logró un malestar estomacal… ahora prefiero un suero con
electrolitos, a todas horas lo tomo, como mi eterna cerveza o como el scotch
que me reconforta. ¿Soy un patético… o soy un vejestorio? Las dos cosas seguramente, es tiempo de dejar
de beber, solo este trago y en verdad suplico por no visitar el retrete una vez
más.
Los
retretes son para ebrios solitarios, son para los descorazonados a los cuales
su “concepto de alma” les importa lo mismo que aquella cantina llamada la “apestosa”,
el salón Orizaba, en donde cualquier conciencia terminaba destrozada… y todo
por un par de tragos en la úlcera gástrica.
miércoles, 2 de marzo de 2016
NO
Juan Beat
no
quiero juntar gato por gato y subirlos a una camioneta del olvido,
no
quiero destruir las botellas vacías de jim beam,
no
quiero conducir solo en una carretera de
desesperanza,
no
quiero regresar a casa y que estés bajo
lágrimas,
no
quiero darle play a una canción sin tu
sonrisa,
no
quiero por las mañanas pelear por mis mensajes de texto,
no
quiero esconderme,
no
quiero follarme a una desconocida en una lejana ciudad,
no
quiero irme;
pero
tampoco quiero ser una sombra,
un
mal actor,
no
se actuar,
no
se mentir,
tú
lo sabes todo,
por
eso,
hay
que darnos un tiro día con día,
luchar
con la conciencia,
y
con el malestar en las entrañas;
quizá
solo así,
podamos
estar juntos,
sin
reproches,
hasta
que llegue el momento
del infierno,
de
quedar en la tumba de los que se olvidan
y se
reconocen en un recuerdo
del
primer beso
y del
último antes de partir.
martes, 1 de marzo de 2016
“RUMBO AL OLVIDO”
“RUMBO AL OLVIDO”
Juan Beat
Ilustraciones: Javier Molinero
Siempre
he huido de la palabra redimir, y curiosamente ahora que he tenido tiempo de
hacer flash backs de mi vida “amorosa”, me doy cuenta que , todas las mujeres
que han pasado a mi lado algo significativo se han redimido; sus vidas se
convirtieron en algo normal, se buscaron un buen tipo, se casaron, tuvieron
hijos, sus trabajos las convirtieron en cyborgs,
y toda la mala y enloquecida influencia que yo les compartía, la mandaron a la
mierda… afortunadamente. No creo que sea casualidad que hasta la mujer más
ebria, adicta, deprimida, haya encontrado la paz al no estar conmigo; antes no
lo entendía, para mi era una afrenta y aunque si “nos hemos usado” para
diferentes propósitos, en el caso de ellas, la mayoría no me necesitaban para
“el amor”; yo me convertía en un especie de weirdo
que más o menos les entendía, que más o menos
me las follaba, que más o menos las hacía que dejaran de lado por
instantes su sombrío ser. No es malo ser sombrío, yo también lo soy, pero no
escondo mis más profundas debilidades, mis rencores y odios, mis manías, mi
fraudulenta sapiencia; realmente no se nada, aunque la verborrea me ha servido,
no conozco más que fracaso tras fracaso, en ese sentido si nunca he mentido: se
que soy un perdedor y como tal comporto… y nada de pensar en redimirme.
Y no
se puede estar con un perdedor, por más que fluya “el amor”, “la costumbre”, el
simple hecho de la inercia afectiva; no suelo dar paz a ninguna mujer. Siempre
estoy en guerra, sospechando del prójimo, del que no conozco y un poco del que si; aunque suelo ser confiado con mi
gente cercana, tengo amigos y amigas de más de 20 años, son mis
incondicionales, no hace falta decirlo, ell@s lo saben.
Y no
solo no les doy paz, soy como un ente del bajo astral que se apodera de repente
de ellas, con mis malas influencias de todo, malos hábitos, malas decisiones…
nunca es mi intención, pero destrozo a cada mujer que me da su confianza.
Una
vez más me dijeron que la vida se me va ya, y no soy nada, no tengo un
patrimonio, ni si quiera se como sobrevivir, y quizá sea porque cuando me di
cuenta que no me gustaba estar en este tiempo/espacio fue a temprana edad, y
aunque luché intentando ser una persona ejemplar, terminé derrotándome. Ahora
ya es tarde para arrepentirme de llegar a los 40… “que la vida se vaya, que
tome el rumbo del olvido”, pero nunca pensaría en redimirme.
sábado, 20 de febrero de 2016
ROBOT
ROBOT
Juan Beat
Foto: Joel Peter witkin
6 am y ya bebiendo,
me da dolor ver caminar a la gente como robots,
con sus caras nostálgicas,
desencantadas,
llenas de soledad e indiferencia;
yo solo me muestro rabioso,
esas que deciden el rumbo;
¿por qué siempre estoy trastabillando?,
golpeando mi corazón
con duros obstáculos;
siendo un robot más,
programado para la destrucción,
para romper ilusiones,
para llenarme de odio y repartirlo;
desde “siempre” he estado envuelto en fatalidad,
me la he buscado,
he manoseado a la muerte
y he terminado en las “tristessas” más absurdas.
Tendría que estar en un hospital,
con los intestinos fuera
y sangre brotando,
pero el rumbo me está haciendo sufrir,
¿qué tengo que pagar?
¿qué grave karma me espera?
solo ser un robot,
sin dirección,
sin energía,
sin alma;
sirviéndome scotch,
cerrando los ojos,
esperando a que toda esta ficción termine.
Quizá no soy un robot,
solo soy un débil humano,
errático y desgraciado,
con las esperanzas hechas añicos,
por un corto circuito.
martes, 16 de febrero de 2016
“SURCOS DE LAGRIMAS”
“SURCOS DE LAGRIMAS”
Juan Beat
Ilustración Javier Molinero
Por qué todos
mis textos tiene que ver con follar o no hacerlo, ha sido tan importante el no
parar de meter y sacar, como el ni si quiera intentar hacerlo; he amado
demasiado, creo yo, y mucho más enloquecidamente, sin ningún temor del fracaso, de llegar a los límites y como dice
aquel flamenco cantado por las Utreras : “se nos rompió el amor de tanto
usarlo”. Y también he amado racionalmente… pero cometiendo los mismos errores,
no han importado las buenas intenciones en formar una relación a largo plazo,
una forma de vida; lo mismo da si han sido dos semanas, un affaire o dos años,
siempre he terminado matando las ilusiones, las pocas que he tenido o las
muchas que han tenido ellas. Me he dado cuenta que ya no tendré otra
oportunidad.
Yo pensé
ingenuamente que follando con muchas mujeres --como en el poema de Bukowski----
sería el escritor que anhelaba, pero tampoco me he follado a las que quisiera,
mucho menos a mis propias mujeres; a mi edad ya no puedo darme el lujo de
desperdiciar mi poca energía sexual, mis
casi 40 ya parecen el doble debido a la bebida y los malos hábitos; en mis
fantasías casi al estilo Arturo Bandini, conquisto a muchas mujeres, soy el
gran escritor de quien se enamoran, pero siempre en el fondo se que todo eso es
mi fantasía grandilocuente, me basta con masturbarme para olvidarme de ofrecer
mi poca energía… y más la sexual.
Comencé tarde
en el sexo, ya pasando unos semestres en la universidad, yo crecí con ese “boom” de las enfermedades venéreas --antes
era casi un trofeo al atrevimiento--- y peor aún de las amenazas de mis padres
ante un hijo no deseado; así que preferí ser un nerd y un ñoño y esperar el
momento correcto. No se si fue el correcto, pero llegó, y después pasaron los
amores ideales, los affaires de universidad, las tragedias amorosas, hasta que
el sexo fue una fuga, una que hasta angustias me ocasionó; ahora ya no tengo
energía como en mi viejo poema en el que escribo:
No
he logrado nada con el sexo, solo “surcos de lágrimas”, como los recuerdos de
Wong Kar- Wai en su película 2046.
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