EN MIS AUDIFONOS RETUMBAN SUS CANCIONES
JUAN BEAT
Arlette
no respondió mis mensajes, seguro manejaba en su seat y al ver mi nick en su móvil: “juanete”, solo
dejó pasar mis mensajes; y razón la tenía, cuando bebía le escribía
trozos de canciones, todas ellas muy
jodidas, así que no me quedó más que de
nuevo tirarme en el piso, rodeado con gatos, le puse play al viejo discman
y por alguna razón sonó: tu silencio es mi tortura, vuelve a mi... Era un cd , el último quizá para Arlette, ya
no tuve tiempo de dárselo cuando salió de casa molesta, elegante, con sus
párpados azules, no pude darle el cd, había pasado toda la noche seleccionando
canciones, aún cuando el la Sharp se repetía leaving las vegas, en la vieja eMac yo bajaba canciones para poder
reconquistarla. Arlette no me dio tiempo de hacerlo; antes de irme y meter a la
chicharita en la transportadora, me recosté en “nuestra cama”, la verdad es
que estuve lloriqueando un poco, pero yo sabía que me había dejado, no
importaba que tanto le dijera que yo la amaba, Arlette ya no quería más escuchar el mar, ni mucho menos quería
pertenecer a un mierda como yo, por eso la comprendí y mis pocas cosas las junté,
creo que la chicharita , mi gata
estaba también muy triste. Arlette odiaba a los gatos, cuando iba a casa de mis
padres, siempre le causaba alergia, y se
la pasaba estornudando, la chicharita
siempre se acercaba y movía su nariz
intentando descifrar sus intenciones, la
lagañas se acomodaba en su bolso y
la gatota le vigilaba de cerca..
incluso los gatos le tomaron aprecio, Arlette nunca los extrañó, como lo haría
conmigo posteriormente.
Fue
muy triste rellenar dos mochilas con mi
ropa y salirme con la chicharita,
eché a andar el viejo spirit y le puse
50 miserables pesos de gasolina para
llagar al centro, debo confesar que también me saqué unas botellas,
Arlette siempre me regalaba una de scotch a la semana, incluso me regaló una
pequeña licorera para traerla en cualquier momento; mientras manejaba, me
empinaba bien la botella del vat 69, a Arlette le gustaba que en el corona vaciara un poco de scotch en
la cerveza, ella era un ángel, que me dedicaba tiempo, es más me invitó a vivir
en su departamento, sin embargo , seguramente, yo, como siempre hice mierda
todo y por eso decidió irse. En el seat
manejaba ella y al lado un tipo decente la besaba, los vi por la ventana
mientras la chichara se frotaba en
mis brazos antes de meterla a la transportadora.
Arlette
merece algo mejor, por eso entendí, me mude a casa de mis padres, no
preguntaron mucho, me sabían un fracasado. A unas semanas después de el triste evento sigo tirado en el piso, los gatos que tanto odió Arlette me acompañan,
no he tenido una cruda, sigo sin recibir
un mensaje de texto de ella, mis audífonos retumban con sus canciones, ella
sabe cuáles son, creo me ha olvidado, seguro su piel no me necesita… y nunca
pude derramarle Jack daniels, que triste fin me espera.