"PORN"
JUAN BEAT
Ilustración: Javier Molinero
Si pudiera contabilizar las veces que me han
rechazado, llenaría las botellas de cerveza que por fetiche guardo; el patio
parece como si yo fuese un vagabundo o pepenador que se acurruca entre plantas ---con los restos de
mis gatos que ya llegaron al nirvana---, botellas vacías y el cartón de un refrigerador
que funcionó cómo la carcasa del refrigerador mutante asesino de aquel
corto memorable de Los Avengers Fanzine. No se porque guardo tanta
porquería, antes era una mierda el rechazo, debía prepararme a conciencia para
simplemente un NO, pero era sistemático, si no me equivoco, desde la
secundaria, los NO con mis compañeritas ñangas de tetas pequeñas era algo
común; pero es que tampoco tuve suerte, no había bonitas en toda la secundaria
(pueden comprobarlo: el Pillo, Germán o Moises); y aunque siempre he preferido
la voluptuosidad, Mirsa me gustaba, tenía tetas y nalguitas pequeñas, cabello
corto lacio… lo intenté, incluso haciendo “guardia” afuera de su casa cerca del
metro viaducto, pero recibí la mayoría de las negativas que yo recuerde.
Sigo guardando porquerías de recuerdos,
tampoco las voluptuosas me aceptaban, aunque decidí entrando al cch sur, no
caer en la tristeza de los rechazos, sucumbí varias veces: Gabriela fue lo
peor, hice el trabajo sucio de entablar cierta confianza, de acompañarla en microbús
al metro taxqueña, todo para que un tipo, uno que se decía mi amigo, que me
adulaba, porque aún con mi corta estatura yo era un gran arquero, él, acabó tirándosela;
y podría enlistar a más voluptuosas que simplemente me veían como un freak,
solo porque llegaba a clases con un skateboard, jugaba hockey en hielo y estaba
obsesionado con buenas calificaciones. Así que decidí de nuevo por las bonitas
de tetas pequeñas, y sucedió de nuevo con Cecilia; ja… patético cuando la
invite al cine en villa coapa, no tenia
idea de cómo comportarme dentro de la sala, fui una piltrafa, un ridículo,
creo por eso con todo y el tiempo que pasamos juntos, prefirió al guapo que
bailaba rap y se vestía como vanilla ice, aquel desenlace fue terrible, tuve
mi primera pelea, era la fiesta de despedida de curso (ja que pena, se escuchaba
tecnho y cualquier tipo de cosa extraña mezclada con rap y pop), no duré ni un
round, un rotundo fracaso como boxeador, fue mi segunda rotura de nariz, la
primera fue con un stick de hockey; me levanté y solo la vi alejarse de la mano
de “Vanilla Ice”, no encontré mi gorra de los Boston bruins, decidí no
pelear más por una mujer, al menos a golpes.
Ni las flaquitas bonitas, ni las voluptuosas
me aceptaban; y ahora me arrepiento, porque las gorditas y las más brillantes
de clase me buscaban, y todo lo jodí gracias a mi calentura, yo no quería una gran
plática intelectual, ni mucho “amor”, solo quería ser un actor porno y penetrar sin más;
debí haberme dado la oportunidad de no buscar mis estereotipos, ni hacerle caso
a mis enamoramiento falaces, pero a los 17 años todo es falo. Acabé enamorado
de la más radical de mis compañeras, de a la que le importaba poco y fumaba en
clase, de quien solo vestía de negro y escuchaba metal, pero Edna tenía novio, bueno
un par, uno más chaparro que yo, uno más alto que y; no hice caso en aquellos
tiempos, era el principio del amor a mujeres insanas.
Ya en estos tiempos me rechazan de igual
manera; las mujeres que recién conozco o con las que ya he despertado y he pensado
que les quiero; no importa si les haya dado el mejor sexo, no importa si su
mejor gin tonic, tinto o margarita lo
haya bebido gracias a mi, no importa si se “hayan apropiado de mis discos y canciones”, no importa si al
amanecer les soporté su histeria… ja no importa si amé a dos mujeres a la par,
no importa si Fante o Loriga está en su librero.
Yo solo quiero sexo, es muy aburrido el
mecanismo de entablar empatía, gente nueva me desespera; no me importa el
rechazo, lo que no entienden es que dejé de quererlas, pude amarlas hasta
convertirme en un necrófilo, pero ahora solo
las respeto y simplemente quiero ser su actor porno y su jukebox de
toda la vida.